Me sorprende que esa gran institución que es la UEFA desconozca que el fútbol sin picaresca no es fútbol. No hay partido en la que no se pierda tiempo adrede ni se provoquen tarjetas para no arrastrarlas a partidos claves, aunque estas últimas son menos frecuentes. El tema empieza a ser preocupante cuando sienta mal dependiendo del equipo que sea pícaro.
No hay que irse muy atrás en el tiempo para ver casos similares que no han sido investigados. 27 de marzo del pasado año. El Barcelona jugaba contra el Mallorca dos semanas antes del Clásico y todos los medios de comunicación presentes en el campo fueron testigos de cómo Pep Guardiola, sin intermediarios, le decía a Alves que aguantase el saque de banda hasta que le sacase el colegiado la tarjeta. Dicho y hecho. Alves fue expulsado, se quedó el siguiente partido sin jugar y llegó tranquilamente y sin cartulinas al encuentro contra el Real Madrid. No hubo investigación ninguna.
Por si fuera poco el Ajax, siendo el principal perjudicado, ni siquiera ha elevado una queja a la UEFA sino que este nuevo capítulo de la Mourinhada se lo ha sacado la institución de la chistera. Esperemos que se le deje de dar bombo a esta miniserie ya que cada capítulo es cada vez más absurdo.
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